De lo que no se habla el 19 de abril
Nelson Vielma
Mis escritos se han caracterizado por una marcada actitud crítica a la forma en que nos es transmitida nuestra historiográfia oficial.
En la misma, omiten o minimizan analizar los motivos sociales y políticos que originaron los grandes eventos. Pereciese que nuestros pensum de estudios se conformasen con enseñar una historia cronológica, nuestros educandos memorizan fechas de eventos, desconociendo la concepción socio/política que los género. Este sesgo nos ha causado un daño aparentemente irreversible en nuestra sociedad con respecto a la preservación de su identidad y su sentido de pertenencia patrio.
Se da el caso de que nuestros historiadores oficiales han asumido la gesta independentista en torno a la figura heroica de Simón Bolívar. De esta manera excluyen los incidentes políticos y sociales ocurridos, entre los convulsionados años comprendidos entre 1808 hasta 1812, donde prácticamente se inicio la confrontación bélica independentista.
Incluso la bendita Junta del 19 de abril de 1810, apoyando al rey de España, nos la transmitieron como el primer paso de nuestra independencia, con un simple desvarió de la clase dominante en el poder.
Este periodo histórico fue protagonizado por la clase oligárquica, una clase social que solo representaba el 20% de la población.
Entonces ¿Cuál bendito pueblo de Caracas, hizo el levantamiento del 19 de abril?
Nadie habla de “La Guerra Social”
Sostengo muy responsablemente que los diez mil caraqueños que según el cronista de la época José Manuel Restrepo, se concentraron en la plaza mayor, prácticamente era la tercera parte de la población de Caracas. Estas personas fueron en realidad mirones del bochinche que estaban protagonizando los oligarcas caraqueños, en una Catedral donde ellos no podían entrar y en un Cabildo donde ellos no tenían el poder para participar, ya que el 80% de la población no eran blancos, por lo tanto no tenían esos derechos
Los historiadores oficiales han excluido este histórico acontecimiento, aduciendo que las clases marginadas eran desafectas a la republica. ¿Pero cual republica?, si el 19 de abril lo que se hizo fue una Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII, que rechazo a los franceses por republicanos y persiguió y expulso a los patriotas venezolanos.
Ejemplo patético de esta aseveración fue que un miembro de su misma clase social: José Félix Rivas, patriota esclarecido, quien asumió el rol de líder indiscutible de los pardos y ese día convoco al verdadero pueblo a la plaza, fue expulsado del país por republicano, lo que demuestra que en ese momento se estaba pasando de una “Guerra de Razas a una Guerra de Clases”.
Nuestros historiadores nos transmiten en este periodo la unidad del pueblo en pro de la independencia, evitando así definir la gran confrontación que se estaba protagonizando en lo interno de nuestra sociedad.
Por esta razón minimizan la “Guerra Social” que se desencadeno en Venezuela, ninguno de ellos quiere hablar de ella y la transmiten falsamente como “Guerra de Independencia”, cuando en realidad se dio inicio a una “Guerra de Clases sociales”, que se ha mantenido en diferentes niveles y con un sin numero de confrontaciones en todos los ámbitos de nuestras vidas, hasta nuestros días.
Todo comenzó cuando Venezuela se hizo parda
El 8 de septiembre de 1777, se conformo el territorio venezolano con la unidad en lo administrativo, político y militar de cinco provincias rivales: “Caracas, Maracaibo, Guyana, Margarita y Trinidad”, creando así la “Capitanía General de Venezuela”, al no tener grandes yacimientos de oro ni de otros minerales, fue necesario cultivar la tierra y criar ganado, convirtiéndose en una gran productora de cacao, tabaco, cueros y añil.
Sin embargo treinta familias eran dueños de cuarenta hatos, solo en Guarico, Apure y Cojedes, se adueñaron de más de 600.000 hectáreas. Se calcula que para 1810 existían 16 millones de árboles de cacao, esto implico la necesidad de una gran cantidad de mano de obra, por lo que en tres siglos se trajeron más de 120.000 esclavos.
Esta situación genero un amplio crecimiento de la población y el nacimiento de una nueva raza de venezolanos “Los Pardos”. En Venezuela para 1650 existían 280.000 aborígenes, 30.000 blancos, 30.000 negros, 20.000 mestizos y 10.000 mulatos. En el año 1800 la población se había triplicado, pero la raza blanca seguía manteniendo un 20% de la población, la raza india 18%, la raza negra 16%, pero la nueva raza había alcanzado un 46% de la población.
Esta población mientras presionaba por mayores espacios de participación social, protagonizo los eventos que originaron nuestra verdadera emancipación, lamentablemente su participación ha sido ocultada en nuestra historia.
La doble confrontación…
Como hemos visto el principal componente de Venezuela eran los Pardos, pero estos eran elementos con “manchas de sangre”, con un origen innoble, que aun si la piel fuese blanca, eran rechazados por sus ancestros esclavizados.
Gracias a las actividades económicas que los oligarcas mantuanos no realizaban por considerarlas innobles, como la artesanía y el comercio, algunos pardos comenzaron a amasar grandes fortunas, que los hicieron entrar activamente en la elite de la sociedad, pero no tenían el poder para optar por cargos administrativos o enviar a sus hijos a las universidades.
Estas desigualdades generaron una confrontación social entre pardos y oligarcas criollos, al mismo tiempo que se generaba otra confrontación entre oligarcas criollos por buscar el poder político y los españoles de la provincia que lo ostentaban.
Las milicias de pardos…
La necesidad del imperio de contar con un estamento militar conformado por nativos de la región para la defensa de los puertos y ciudades de las costas, los hizo nutrirse de los pardos y estos aprovecharon para satisfacer de manera parcial sus aspiraciones a equiparase racialmente.
Los capitanes, tenientes y cabos de estas milicias eran pardos, pero con privilegios sobre los demás pardos en la jerarquía social y económica.
Se da el caso de la familia Landaeta en Caracas, que antes de la independencia tenían cuatro capitanes y un teniente entre los batallones de milicias de pardos, o la familia Colon en Valencia, que controlaban toda la milicia de pardos en esa ciudad, porque contaba: cuatro capitanes, dos tenientes y un subteniente, toda la oficialidad en una sola familia.
Pero la cosa no era de razas, la cosa era de clases…
Un hecho insólito sucedió en la provincia de Venezuela, el 21 de abril de 1810, cuando el pardo Pedro Arévalo, Capitán de la Compañía de Granaderos del Batallón de Pardos de Aragua, con mas de ciento sesenta hombres, traslado prisionero a Vicente Emparan, quien cuarenta y ocho horas antes era el Capitán General de Venezuela, conjuntamente llevaba preso al Intendente, a los oficiales de mas alto rango y a todos los funcionarios españoles.
La explicación para que un pardo se plegara a los designios de los oligarcas caraqueños, era que estos pardos representaban a sus ancestros, pero no representaban a su clase social.
Pedro Arévalo, el pardo que llevaba preso a Emparan era áspero y seco como persona, pero por ser económicamente pudiente, era respetado y estimado, esto lo excluye del sentimiento de rebelión total que germinaba entre sus hermanos pardos. Pedro Arévalo, aspiraba comprar el titulo de “Don” a través del pago de una alta suma a la Corona. Pedro Arévalo, quería entrar en una clase social, que se iba a enfrentar irremediablemente a la suya, originando la lucha de clases que desencadeno en la independencia.
Lo inesperado llega por mar…
Para comprender lo sucedido en realidad, debemos remontarnos a los inicios de estos sucesos y estos se propiciaron en Europa, repercutiendo en Venezuela.
En la colonia por las mismas vías por donde entraba el contrabando, entraba la información de lo que sucedía en Europa.
En la ultima década del siglo XVIII, habían llegado los hechos de la Revolución Francesa, provocando las reacciones de José Leonardo Chirino, Andresote, Guál, España y Piconell, de esta manera llego también en 1808 la noticia del alzamiento de Aranjuez, contra Carlos IV por haber permitido la introducción de tropas francesas en territorio español. También llego la noticia de su abdicación a favor de su hijo Fernando VII, quien lo expulso del reino.
La noticia que hizo temblar los cimientos de Caracas…
Los caraqueños solo esperaban la confirmación oficial de la coronación de Fernando VII, para ellos proclamar a su nuevo rey Fernando VII. Pero en vez de esa noticia, el 19 de marzo de 1808, lo que llego fue un bergantín con dos oficiales franceses comisionados por el gobierno, portando documentos que comprobaban que Carlos IV y Fernando VII, habían abdicado a favor de Napoleón Bonaparte y este había puesto a su hermano José (Pepe Botella) en el trono de España.
La indignación popular fue total, esa misma tarde se prendió el zafarrancho en Caracas, mas de diez mil personas se reunieron en las plazas gritando en una sola voz “Viva nuestro soberano el Señor Don Fernando VII” a quien llamaban el adorado.
Según José Antonio Díaz, los jóvenes que organizaron esta reacción en la plaza eran: los Salías, los Pelgron, los Montillas, los Sojos, los Bolívar, los Rivas, todos miembros de las familias mas importantes, no estaban los pardos entre los promovedores, ellos eran empujados a un conflicto que no era de ellos. Los pardos asumirían después su incuestionable protagonismo en esa histórica confrontación.
Fue la clase oligárquica que promovió los sucesos del levantamiento del 19 de abril de 1810, sin embargo la clase denominada parda, se incorporo dándole una connotación mas universal y trascendente en nuestra historia republicana, acabando con la división de castas, pero abriendo las puertas a una confrontación social, que será la sangrienta lucha que marcara buena parte de las disputas futuras en nuestra patria.
La posada mas popular de Caracas…
El 19 de marzo de 1808, fue un día de un calor insoportable en Caracas, el penetrante sol anunciaba uno de los veranos más intensos que sufriría Venezuela en muchos años. El despiadado calor preocupaba a la población caraqueña, temerosas de un nuevo terremoto como los sufridos anteriormente.
Caracas era una ciudad temida por sus temblores y en realidad ese día se anunciaría un terremotote magnitudes impredecibles.
Sin embargo, era uno de los mejores días para el dueño de la posada, que estratégicamente estaba situada al costado del camino de la Santísima Trinidad, ya que este era el paso obligado de todos los viajeros que llegaban a Caracas por el Camino Real, que comunicaba con el puerto de La Guayra.
Era la única posada en Caracas, con una edificación de dos pisos, la planta baja de esta posada era la taberna mas cotizada de toda la ciudad. Ese día sus mesas estaban atestadas de clientes, la mayoría de ellos eran intelectuales y oligarcas criollos que disfrutaban de buen vino francés, muy popular, tanto por la cercanía al puerto de La Guayra, como por la reciente alianza de España y Francia.
Las noticias llegan primero a la “Posada El Angel”
Los asiduos visitantes discutían las escasas noticias que traían los marinos que llegaban por La Guayra. En esa época los venezolanos no tenían periódicos y estaban prohibidos los periódicos extranjeros, pero siempre circulaban algunos de contrabando entre los asiduos lectores, dentro de La posada “El Angel”, como se llamaba la taberna.
El tema del momento era el curso de la guerra que había desatado en Europa Napoleón Bonaparte, con sus extraordinarias consecuencias, como la caída de Prusia, la invasión a Italia, la toma de Portugal con la huída de sus reyes al Brasil, protegidos por la flota inglesa.
La Francia, estaba formando un imperio con Europa a su merced, únicamente Inglaterra, parecía poder frenar la ambición expansionista del ejército imperial francés.
Para colmo hacia siete años, Napoleón convenció al rey de España Carlos IV para hacer una alianza con Francia, en contra de Portugal, esto se conoció en la historia como la “Guerra de las Naranjas”.
Hacia dos años, que la flota española puesta a la orden de Francia, se había enfrentado a Inglaterra en la batalla de Trafalgar. Como consecuencia la flota británica en represalia bloqueaba los puertos de América. Sus flotas atacaban a los barcos españoles que navegaban por el Caribe y el Atlántico.
Los caraqueños pasaban horas hablando de esta preocupante situación, veían con horror la guerra en Europa y el peligro que amenazaba al reino español, con Napoleón y su incomprensible tesis de “República”, de “Democracia” y de “Constitución”, estas palabras eran incomprensibles para la sociedad colonial venezolana, además, que su grito de guerra era impío “Abajo la Monarquía”.
Para los caraqueños era una situación angustiante, para ellos los reyes contaban con la bendición del Dios Todopoderoso, de la Iglesia Católica y la protección del Papa en la tierra.
Una inesperada visita…
Esa tarde imprevistamente llego un carruaje por el camino de La Guayra, se detiene frente a la posada, bajaron dos oficiales con uniformes del ejército francés y piden una habitación, los negros esclavos bajaban de las mulas los equipajes de los visitantes en la entrada de la posada “El Angel”. La curiosidad y la incertidumbre invadieron a todos en la posada. Los dos extranjeros que se hospedaban eran el Teniente Paúl Lamanon y el Teniente Courtay.
La trascendental noticia en una ciudad donde nunca pasaba nada y el calor adormecía a sus habitantes, de que llegaron dos oficiales del “Ejercito Imperial de Francia”, ejercito este que a pesar de ser aliado esta asolando Europa, recorrió todos los rincones de Caracas en un santiamén.
Los vistosos uniformes de primera línea, dejaban estupefactos a los caraqueños acostumbrados a los raídos y toscos uniformes españoles de sus milicias. La posada fue aglutinando cada vez a más personas que no cesaban de llegar, a esperar la salida de los franceses de sus habitaciones.
¿España, con rey francés? …
Luego de instalarse, los franceses bajan a la taberna de la posada y piden un carruaje que los lleve a la Capitanía General, esto intrigo a los presentes, por lo que el teniente francés le anuncia: “La dinastía de los Borbones ha caído...! Una nueva realidad política de libertades económicas, ideológicas y religiosas comienzan a surgir en España con José Bonaparte, el hermano mayor de Napoleón… Es un día de júbilo para América… Viva la República”
Estas crudas palabras debieron conmocionar a los ya abrumados caraqueños, que veían en los reyes de España, a seres inmortales e iluminados por la Providencia Divina.
Cuando el carruaje llego al centro de Caracas, ya una gran muchedumbre de miles de personas estaba concentrada en la Plaza Mayor. En el Ayuntamiento, el Capitán General José Ignacio Casas, en compañía de los notables; Diego Jalón, Martín Tovar Ponte, Diego Melo, y el Canónigo José Cortés de Madariaga, quienes habían sido convocados de urgencia para esta reunión mas el joven secretario del Ayuntamiento, Andrés Bello, que actuaba como intérprete, dieron comienzo a la extraordinaria y preocupante reunión.
Los caraqueños que no ocultaban su animadversión hacia los oficiales franceses, escucharon abismados cuando el Teniente Lamanon tomo la palabra: “Como por todos es sabido, el rey de España Carlos IV ha sumido al país en una crisis social y económica como nunca en toda su historia, motivado a su falta de liderazgo, la inmoralidad de la Corte y la corrupción reinante; razón por la cual, en Bayona, se reunió la Corte española por invitación de Napoleón Bonaparte, para formalizar la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Fernando VII... El rey depuesto fue exiliado a Francia, mientras que su hijo Fernando VII se residenció en Valencia, donde declinó su reinado a favor de José Bonaparte, el hermano mayor de Napoleón Bonaparte”.
Es de imaginar la sensación que esto causo a los caraqueños, que de boca en boca transmitían lo que escuchaban los mas cercanos a la sala de reunión.
La Francia nos regala independencia
Los caraqueños conocían de la guerra napoleónica y del Tratado de Basilea firmado en 1795, que puso fin a la guerra de España contra la Francia Revolucionaria, en la conocida guerra de los Pirineos. España tuvo que ceder a los franceses, la primera y emblemática región colonizada del Nuevo Mundo, la parte española de la isla de Santo Domingo, mejor conocida como isla de La Española, gracias a este tratado.
Ellos que durante tres siglos habían sido adoctrinados por la Iglesia para la sumisión a los reyes de España, no podían creer lo que decía el oficial francés. En opinión de esos fieles e ignorantes caraqueños, el Rey de España era un Ser superior protegido de Dios, y nada ni nadie podía usurpar su autoridad.
El ambiente de incredulidad saturó el contorno, mientras el oficial alargaba su alocución, esta vez señalaba que Napoleón Bonaparte, para congraciarse con las colonias americanas, reconocía la autonomía política y administrativa de las Colonias de las Indias, las cuales ya no estarían subordinadas a ninguna nación imperialista y serian reconocidas como naciones libres e independientes, siempre y cuando se declarasen en República Soberana, se proclamase la Constitución, se publicase una ley que aboliera la esclavitud, y se reconociese y aceptasen los cambios políticos que estaban sucediendo en Europa.
Los oficiales franceses les entregaron las cartas que identificarían a las nuevas autoridades designadas por José Bonaparte en Venezuela, al mismo tiempo les dijeron que todos los allí presentes continuarían en sus cargos, siempre y cuando juraran fidelidad a José Bonaparte como nueva autoridad española.
La noticia dejó a todos atónitos, Napoleón estaba allanándoles el camino para la independencia de Venezuela y de toda Hispanoamérica.
Amamos a nuestros amos…
Los caraqueños en lugar de festejar las bienaventuradas noticias venidas de Francia, optaron por la soberbia y la irracionalidad, Jalón desparramo insultos contra Napoleón y su hermano José Bonaparte, Martín Tovar Ponte, desenfundo su espada y juró su lealtad al Rey Fernando VII; los caraqueños rompieron los facciosos papeles y amenazaron con preparar una insurrección armada contra Bonaparte, por su parte, el Capitán General José Ignacio Casas, les conmino a que abandonaran Venezuela, con la amenaza de que los entregaría al pueblo para que este los linchara, desde los balcones del Ayuntamiento conminaban a la población a ser fiel al rey preso y a la corona que los había sometido por trescientos años. Necesariamente, esta decisión debió tener férrea oposición de los republicanos (que si los había) y los sectores populares de pardos. Pero la historia no registra esto, quizás por no tener la incidencia necesaria.
Llegada la noche, soldados del Capitán General José Ignacio Salas, fueron a la posada “El Ángel” para recoger las pertenencias de los oficiales franceses, quienes fueron conducidos de regreso a su barco, con el siguiente mensaje para Napoleón: “Venezuela es fiel a su Rey Fernando VII y no reconocemos al usurpador José Bonaparte. Viva el rey de España”.
La confusión de las masas
Los eventos se estaban sucediendo de una manera tan vertiginosa, que las manifestaciones populares, conformadas mayoritariamente por la clase de los pardos, tanto en las grandes ciudades como en las provincias, se protagonizaban con una confusión total. Cuando el 15 de julio de 1808, llega la fragata de guerra inglesa Acasta a La Guaira con la misión de anunciar que España finalizaba las hostilidades con los ingleses para insurreccionarse en contra de los franceses reconociendo a Fernando VII, la consternación fue tal que en Guanare, las clases populares llegaron a quemar la imagen de Carlos IV, a quien asociaban con los franceses, catalogándolo de traidor de su hijo Fernando VII. Pero sin darse cuenta estaban protagonizando un regicidio simbólico.
La impopularidad de Carlos IV…
Era cierta la noticia que habían llevado los oficiales franceses al Ayuntamiento el 19 de marzo. El rey Carlos IV, había sido obligado abdicar a favor de su hijo príncipe de Asturias, Fernando VII, presionado por una multitud enardecida que se congregó frente a su Palacio en Aranjuez. Las masas le protestaban su falta de liderazgo y cobardía. Su impopularidad, alimento el rumor de que partiría hacia Brasil, cuando llegaron a sus oídos las innumerables historias de los amantes de su esposa, la reina María Luisa de Parma, cuya depravación ninfomaníaca se comentaban por toda la ciudad y hasta en los teatros clandestinos se personificaba como la peor de las prostitutas.
Napoleón se aprovecha…
En mayo, el habilidoso Napoleón Bonaparte, había invitado los dos monarcas españoles que se disputaban el trono de España, a una reunión en la ciudad de Bayona en Francia, con la excusa de discutir la legitimación de la autoridad de rey Calos IV frente a su hijo Fernando VII, quién era más popular que su padre. Aprovechó esta oportunidad para hacerlos prisioneros, y colocar a su hermano José Bonaparte, conocido como “José I” de España o “Pepe Botella”, por su afición a la bebida. Este era el designado por del imperio francés, para conducir los destinos de España, mientras la reina María Luisa de Palma, huiría con su amante, el primer Ministro de la Corte Manuel Godoy.
El famoso “Documento de los Mantuanos”
Los caraqueños no aceptaban esto y comenzaron a conspirar. La casa de Simón Bolívar a orillas del rió Guaire, servia de sitio de reunión de mantuanos y en la reunión en la casa de los Rivas, concertaron enviarle una petición al Capitán General Juan de Casas, para que estableciera una junta de gobierno autónoma pero dependiente de la Junta Central de España, esta comunicación fue firmada por cuarenta y cinco mantuanos.
La Real Audiencia ordeno apresar a los firmantes, entre ellos a los Toro, a Antonio Fernández de León, a los Rivas, a los Tovar, de estas manera fueron apresados la mayoría de los complotados, para ello se utilizo a los capitanes pardos.
Al año siguiente fue emitido un perdón real a todos los acusados por el pretendido intento de establecer una junta en Caracas, compuesta por venezolanos, así fuese en apoyo del rey.
Así les quedo claro que si querían conformar una junta autónoma preservadora de los derechos de su adorado Fernando VII, no iban a contar con la plena aprobación de las autoridades coloniales y que de ahora en adelante deberían ganarse el apoyo de los pardos.
Emparan, sospechoso de republicano…
El 17 de mayo de 1809, llegaron procedentes de Sevilla, el nuevo Capitán General Vicente Emparan, el Intendente de Hacienda y Marina Vicente Basadre y el cargo recién creado de Inspector de Milicias, para el que designa a Fernando Rodríguez del Toro, hermano del marques del Toro, quien había viajado a España y ejercía como capitán de la Guardia Real.
Vicente Emparan, ya era conocido en Venezuela, donde fue gobernador de Cumana en la época de la conspiración de Guál, España y Picornell. En esa oportunidad a Emparan, se le considero sospechoso de colaborar con la fuga a Trinidad del cerebro de la conspiración: Manuel Guál, precisamente cuando estaba siendo reprimida la intentona y tenían acorralados a los líderes. En Cumana se le conocía como un hombre de ideas modernizantes y afrancesadas, esto era señal de su simpatía política por la republica.
Para colmo, se rumoraba que quien lo había recomendado como Capitán General a Napoleón, era nada más y nada menos que el propio Murat. En pocas palabras se le tenía como afecto a la Republica.
Los rumores y la insurrección del 19 de abril
Las noticias que llegaban de contrabando, fuera del control de las autoridades coloniales a través de Curazao, Trinidad y algunas embarcaciones inglesas y estadounidenses, que vendían y compraban mercancías, contradecían el optimismo que se publicaba en la Gaceta de Caracas.
Estas noticias daban fe de las derrotas de los españoles ante los franceses, mas aun cuando desde la mitad de 1809 no se avistaba ninguna embarcación española. El propio Emparan afirmaba que ya toda España estaba en poder de los franceses.
Toda esta situación de incertidumbre, generaba en los caraqueños un estado de inacción desempérnate a punto de estallar violentamente. Necesariamente en este periodo preemancipador tuvieron que estallar debates políticos de suma importancia y si esta demostrado que el pueblo estuvo presente en contingentes importantes, eso quiere decir que los pardos debatieron su tesis y perdieron, ya que sus líderes fueron expulsados, caso ejemplar José Félix Rivas
El hombre que vendió a Miranda…
A esta situación se le sumo la llegada en enero de 1810 de Antonio Fernández León, quien había permanecido en España durante estos sucesos, motivado a su destierro, por los hechos de noviembre de 1808, que pasaron a la historiográfia como la “Conspiración de los Mantuanos”.
Gracias al perdón real y a sus muchas influencias, accedió al titulo nobiliario de Marques de Casa de León (tristemente celebre por negociar y entregar, al mas celebre de los guerreros por la libertad, Francisco de Miranda. El Marques de Casa de León, lo entrega encadenado a Monteverde en 1812, mientras fungía de Jefe Militar y Político en La Guayra).
El propio Emparan en su relación al rey, escribiría: “pocos días antes que llegase Don Antonio León titulado de Marques a quien esperaban por momento y con ansias los Toros y otros, sus parientes y amigos, empezaron a sentirse algunos rumores de insurrección por pasquines y anónimos, pero no me fue posible encontrar a los autores. Llego don Antonio León y fueron tomando mas cuerpo y energía”
El Intendente de Hacienda y Marina Vicente Basadre, manifestaba que: “Desde entonces empezó en Caracas un rumor sordo, de que España estaba perdida y no dejaron de propagarse estos rumores en todo el mes de marzo; porque no llegaban buques ni noticias de España. En veinte y ocho de marzo me declaro Don Vicente Emparan y reservadamente le dirigían con frecuencia varios anónimos, manifestando en todos ellos una próxima insurrección, para lo que había ya tomado providencias”. La pasividad de Emparan lo llevo a su destitución.
Al fin Don Vicentino toma acciones…
El 20 de marzo de 1810, Vicente Emparan, tomo la decisión de decretar el exilio para unos oficiales del Batallón de Veteranos, entre ellos al Capitán Ramón Aymerich, su hermano el Teniente Pedro Aymerich, el Teniente Eusebio Antoñanzas y el Subteniente del Regimiento de la Reina Fernando Carabaño. A pesar de que no venían de familias mantuanas, gozaban del respeto, prestigio e influencias entre la elite. Todos eran criollos a excepción de Antoñanzas, que era español. Este Antoñanzas, al lado de Boves, seria implacable en la sangrienta “Guerra Social”, que se avecinaba agazapada en el conflicto de los mantuanos con su rey preso.
El golpe era el 1º de abril
Por la influencia de su Coronel Marques del Toro, ya los mantuanos tenían comprometidas las Milicias de Pardos y las Milicias de Blancos de Aragua y Valencia. Mariano Montilla, un oficial criollo con carrera en España, conjuntamente con los hermanos Ayala y el Alférez francisco Carabaño, garantizaban las tropas del Cuartel San Carlos.
El Marques del Toro, tenia acuarteladas las tropas de Aragua y Valencia en la en la Casa de la Misericordia.
El primero de abril se había planificado como el día de la movilización para deponer a las autoridades coloniales y asumir el control del gobierno de Venezuela.
La Casa de la Conspiración…
Las reuniones conspirativas se hacían en la Casa de la Misericordia, porque a diferencia del Cuartel San Carlos, permitía la confidencialidad entre la alta oficialidad encargada de ese cuartel y los mandos de tropas.
Durante los últimos días del mes de marzo, se vieron en ese sitio a los oficiales de tropas del Cuartel San Carlos: Mariano Montilla, Narciso Blanco, Dionisio Palacios y Sojo y Leandro Palacios.
En una sala de la Casa de la Misericordia, mantenían frecuentes reuniones Francisco Carabaño, el capitán español Diego Jalón (ejecutado por Boves en 1814) con el capitán pardo Pedro Arévalo (el que apresaría a Emparan), es de suponer que se transmitían las lineamientos de las cabecillas del plan conspirativo, para su posterior ejecución.
El primero de abril en la noche, Pedro Arévalo estuvo esperando en la pulpería de la esquina opuesta a la Casa de la Misericordia al resto de los militares involucrados y estos no llegaron, ya que no se plegaron todos los oficiales comprometidos, por lo que se malogro el golpe.
La intentona fue denunciada a Emparan esa misma noche y este se limito a destinar a algunos de los implicados a lugares alejados de Caracas. Algunos acusaron al secretario de la Capitanía General Andrés Bello de delatarlos (en 1797, Andrés Bello también fue acusado de delatar la conspiración de Guál y España). Pero a pesar del frustrado conato, los planes continuaron.
Los hechos se suceden vertiginosamente
El 13 de abril, llega al fin un buque mercante a Puerto Cabello de Cádiz, con noticias de la disolución de la Junta Central Gubernativa del Reino y la ocupación de Andalucía por los franceses.
El 16 de abril, llega la goleta Rosa con la misma noticia pero de manera oficial, esta zarpa sin los despachos oficiales, lo que indica que ya no hay autoridad a la cual rendir cuenta.
El 17 de abril, llegan dos representantes de la regencia Antonio Villavicencio y Carlos Montufar como emisarios de la Regencia que se había disuelto, camino al Virreinato de Nueva Granada, aconsejándoles ser libres.
El 18 de abril, Emparan anuncia que en España hay un rey francés. Todo ese día y hasta la madrugada del 19 Caracas estuvo preñada de reuniones. Los hermanos José Félix, Juan Nepomuceno y José Francisco Rivas, convocan a los pardos, artesanos y líderes de las comunidades y los movilizan hacia la plaza mayor.
Los sucesos del 19 de abril de 1810
El nuevo rey José I disolvió el Consejo de Regencia de Cádiz, quedando acéfalos los Consejos en América, que de pronto quedaron sin las directrices que emanaban de máximo defensor de los derechos de su amado rey Fernando VII.
La Iglesia convenció a los mantuanos a constituir en Caracas su propio Consejo de Regencia hasta tanto Fernando VII fuese repuesto en el poder, lo que significó la expulsión de Vicente Emparan como representante de Napoleón Bonaparte. Es aquí donde sucede el famoso suceso del fraile chileno José Cortés de Madariaga, llevando al balcón del Cabildo al Capitán General, para consultar a la gente reunida en la Plaza Mayor de Caracas si estaban de acuerdo con el gobierno de José Bonaparte o de Fernando VII. Luego del plebiscito, Vicente Emparan fue conducido a La Guaira para abandonar el país, y se procedió a juramentar a las nuevas autoridades de Venezuela.
El 19 de abril, se declara cabildo abierto, se solicita la presencia de Emparan quien asiste debilitado pues se hallaba en una situación de funcionario de estado, donde no había estado que representar.
Este era el momento para declararse independientes pues no había rey, pero decidieron crear la “Suprema Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII” instalada en la casa del Conde de San Xavier, con el inconveniente que Coro y Maracaibo no reconocían su autoridad, por su fidelidad a la Junta de Regencia de Cádiz, que no obstante había sido disuelta, la de Caracas no tenía la Bendición de su amado rey Fernando VII.
Esta Suprema Junta, que gobierna a Venezuela en nombre Fernando VII, señala textualmente lo siguiente: “La Suprema Junta tendrá el tratamiento de Alteza, y se compone por ahora de veintitrés vocales y a tal efecto se ordenarán pendones con la imagen de Fernando VII que se colgarán en los postes de las calles de las ciudades de las Provincias”
De inmediato la Junta Suprema asume el control de todas las instituciones, designando a las nuevas autoridades y dirigiendo proclama y edictos a la población, donde no aparecía la palabra “Independencia”, ya que esta no entraba en su léxico.
Conservando los derechos del rey ¿Qué tal?
Ya instalada la “Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII”, al mejor estilo fascista y dictatorial que imponía el absolutismo en Hispanoamérica, procedió a sistematizar su desempeño mediante decretos y edictos que se publicaron en la Gaceta de Caracas, en los cuales planteaba entre otros: que los venezolanos, llevasen un distintivo en apoyo al rey, que obviaran las sacrílegas sugerencias de Napoleón Bonaparte, que los empleados llevaran una medalla de oro, con el busto del Rey Fernando VII, así como la pena de muerte para los que propaguen rumores sediciosos contra el Rey.
Napoleón nos da la independencia ¿y entonces que?
El 4 de mayo de 1810 Napoleón Bonaparte, reconoce la Independencia de las Naciones de América. Fue una hábil estrategia de Francia para ganar la simpatía de las regiones del Nuevo Mundo y un duro golpe para aquellos venezolanos que gestaban movimientos a favor de Fernando VII.
Este situación que se presenta exactamente quince días después de haber desperdiciado la oportunidad de independizarnos con la dimisión de Emparan, tuvo que haber generado una gran confrontación en el seno de la población venezolana. Los lideres de los pardos que llenaron la plaza ese día, debieron reaccionar airadamente al comprobar que los mantuanos no querían independencia, solo querían continuar igual, pero siendo ellos quienes dirigieran las acciones a nombre del rey y de España.
Nuestra historiográfia oficial, no hace un análisis de esta confrontación social y mucho menos la divulga.
No puede ser libre quien no quiere…
Napoleón le otorgo la independencia a Venezuela y a las demás regiones del continente, con la única condición de que no negociaran con Inglaterra, que era enemiga de Francia.
Ante esta inesperada propuesta, había cuatro impedimentos que la hacían inviable para la oligarquía caraqueña:
1º.- El adoctrinamiento que por trescientos años se había sembrado en la mentalidad de los Mantuanos, que veían a Fernando VII al genuino representante de Dios en la tierra, la Iglesia católica sembraba en sus mentes, a través de los clérigos que solo ellos tenían la exclusividad de la educación de los niños.
2º.- La obediencia y sumisión de la Iglesia a la monarquía española, conforme al pacto inmoral y antinatura entre los reyes y las autoridades del Vaticano, en momentos en que Napoleón estaba cerrando iglesias, conventos y monasterios, para convertirlos en escuelas populares.
3º.- La ambición y deseo de poder que representaba el sistema monárquico en la codicia de los mantuanos caraqueños, deseosos de ocupar los privilegios que sólo disfrutaban los peninsulares. Los mantuanos solo quisieron el poder absoluto sobre el pueblo.
4º.- El acuerdo con Inglaterra en contra de Napoleón Bonaparte, ya que Inglaterra defendía la monarquía y Napoleón estaba a favor de la Constitución, tal cual la había impuesto en España, a raíz de la designación de su hermano José (Pepe Botella) Bonaparte.
Nunca buscaron la independencia…
A pesar que los emisarios de la Regencia: Villavicencio y Montufar, hacia dos días les habían transmitido este mensaje: “Desde este momento, españoles y americanos, os veis elevados a la dignidad de hombres libres: no sois ya los mismos de antes, encorvados ante un yugo tiránico, mas duro mientras mas distantes estabais del centro del poder; mirados con indiferencia, vejados por la codicia y destruidos por la ignorancia. Tened presente que al escribir y pronunciar el nombre del que ha de venir a representaros en el Congreso nacional, vuestros destinos ya no dependen ni de los ministros, ni de los virreyes, ni de los gobernadores. Están en vuestras manos”. Esta fue la proclama de La Regencia a los americanos el 14 de enero de 1810, que llego a La Guaira el 17 de abril y ni aun así quisieron independizarse.
Como lo expuse el año pasado, cuando me honraron al designarme ponente de los actos conmemorativos del Bicentenario del 19 de abril en Fuerte Tiuna, sostengo la misma pregunta: ¿19 de abril, primer paso de que?
Los promotores del 19 de abril de 1810, nunca buscaron la independencia de España, solo querían gobernar las colonias en nombre de ella, como quedo demostrado al dar el golpe de estado y conformar una “Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII”, a quien denominaban el “Adorado Fernando”.
Lo demostraron con su conformación misma: José Bernabé Díaz, José Joaquín Argos, Francisco González de Linares, Martín Baraciarto, Simón Ugarte, Hilario Espinosa, Juan Bernardo Larráin, hombres probos pero conocidos por ser antirrepublicanos. Lo demostraron al expulsar a José Félix y Francisco José Rivas, por sus ideas republicanas. Lo demostraron al tratar de impedir la entrada de Francisco de Miranda, por ser enemigo de España.
Nunca buscaron la independencia, porque ellos amaban a España y querían mantener su estatus de dominio sobre las castas marginadas.
Es por estas razones que sostengo la tesis de la gran confrontación existente entre la “Historia del Poder y El Poder de la Historia”.
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